sábado, 31 de octubre de 2009

La hippie es puta (y el estudiante es boludo)

Flower power. Amor y paz. Sexo en parques públicos. Brownies mágicos. Criadero de piojos que cada tanto se baña con otra persona.

Por alguna razon, algunas personas no logran desencasillar a los hippies de todas esas definiciones, y los imaginan prendidos a un cigarrillo de marihuana como si fuese un broncodilatador para asmáticos, vendiendo artesanías en Plaza Francia. Pero existe un par de individuos que llevan sus primeras impresiones demasiado lejos. Esta es la historia de uno de ellos.

Facultad de Filosofía y Letras (por segunda vez en este blog. Les dije que era un caldo de cultivo). Un estudiante de la institución está sosteniendo una acalorada charla con quien escribe. Al parecer, hace mucho tiempo que no toca piel y no se levanta ni a la mañana, lo cual lo tiene caminando por las paredes.

Luego de 20 minutos de cotilleo, aparece en escena una chica amante de Sui Generis, Pastoral, Invisible y demás bandas precursoras del rock nacional y se une a la charla, que cambia en seguida su tema de conversación, para evitar hablar en frente de la chica de como mi conocido no conoce el interior de una mujer desde hace como 5 meses. Empezamos a hablar, por supuesto, de música. Una vez finalizada la charla, mi conocido y yo nos quedamos un momento a solas, mientras ella se va a buscar a alguien para darle quién sabe que.
Increíblemente se dá esta charla:

-Listo, boludo, ya está. -Dice él.
-¿Que cosa ya esta?
-Ya está, me volteo a esta mina.
-Ehm... Si, bueno, si te la podés levantar... adelante.
-¿Qué levantar? ¡Si es re hippie!
-¿Y eso que tiene que ver?
-Que las hippies entregan en seguida.
-¿Desde cuando?
-¡Desde siempre, boludo!
-No... tengo registros de haber oído eso antes...
-¡Pero si lo sabe todo el mundo!
-Que sea todo amor y paz no significa garcharte al primero que encuentres por la calle. Lo aprendí hace un tiempo y me ahorré un par de bollos en la cara...
-Vos no sabés un carajo. Ahora cuando viene me la transo.
-Ok, suerte con eso.

15 minutos más tarde llega la chica, acompañada por un hombre de unos 25 años que la tiene abrazada por la cintura, al que presenta como su novio... y juro que no miento cuando digo que el pibe de la abstinencia insoportable se le fué directo a la boca en medio de la charla, estando en frente del novio.

"Ah, no... sos un pelotudo", dije y me retiré, mientras el novio de la chica le daba un par de lecciones de comportamiento social.